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Buenos días Ramsés, de nuevo gracias por la sesión de ayer. Parece que Levinas no recorre un camino (lo ha recorrido ya, con sus publicaciones previas, pero en TI es diferente) que vaya de una “actitud natural”, de una realidad dada, a una verdad radical. Inicia directamente igualando la epojé del cuestionar y la exterioridad radical del cuestionamiento, igualando la duda radical con el principio que expone la duda, incluso que la provoca!. No hay dos momentos, sino un desfase que se mantiene. Parece que la cuestión es: el cuestionamiento del ser como guerra sólo acontece si no se analiza, si se afirma directamente contra él. Te parece acertada esta idea?
Yo creo que habla desde diversas dimensiones de la subjetividad, quizá, de la mano de Kierkegaard, quien había planteado las diferentes modificaciones de la subjetividad, o el acceso a sus diversos modos, en términos cualitativos, lo que sugiere que a la cualidad le va de suyo un singular modo de dar el ‘salto’. Al principio señalamos que aparece la noción de hechizo (que no es un recurso meramente literario para la estética del prólogo a la edición española pues en “Don Quijote, el embrujo y el hombre” de un curso de la Sorbona de 1976 ya se había puesto en relación el embrujo con el hombre moderno). El término lucidez abre la economía subjetiva de Totalidad e infinito señalando un fragmento, un instante, donde la moral se pone en juego. Pero aquí ya se ha distinguido entonces entre la apertura espiritual hacia la verdad y la posibilidad de la entrada de la guerra en el ser. De modo que las cualidades señaladas son ontológicas. La ingenuidad no deja de aparecer, lo mismo para la actitud del político que recuerda mucho las descripciones aristotélicas de la prudencia. Y es que la violencia misma sugiere un cambio en la actitud “hacer desempeñar otro papel”. Lo que me resulta sorprendente, llegados aquí, es la idea que “la ética es una óptica”, carece de visión y de imagen, pero se ‘ve’ desde ella. Y es inmediatamente después que la idea de la hipocresía, que afecta en su núcleo tanto a filósofos como a profetas, hace su aparición. Frente a todos estos momentos cualitativos del sujeto solo la idea del infinito afecta el espíritu “antes de la distinción entre lo que se descubre desde sí mismo y lo que nos viene de la opinión de los demás”. Es decir, antes de nutrirnos de acontecimientos o de entregarnos a una ideología. De manera tal que el paso por el ser es necesario, pero no en el sentido que tomará más tarde en De otro modo que ser, sino como la búsqueda de una justicia, que aún no ha sido repartida y que se hace como habla. Pero un habla que no se presta a los discursos sino como un habla de entes adultos, esto es, de aquellos que, trastocados por el infinito, vienen a responder a sus tareas desempeñadas, han tomado la responsabilidad de volver hacia el rostro sobre el que han actuado. Quizá, piden perdón reelaborando su acción que jamás podría ser asesinato. Entonces creo que es multívoco. Pues en Totalidad e infinito se trata de que los labios no sólo sirvan para el alimento sino también para pedir justicia. Y la justicia no tiene un solo rostro.
Espero haber ayudado y gracias por la pregunta.
Ramsés.