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¿Cuáles son los conceptos que ya no aparecen en ‘De otro modo que ser’ por haber sido considerados en ‘Totalidad e infinito’ como eidéticos?
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¡Bienvenidos!
En la última sesión realizada por el profesor Juan Haidar me asaltó una inquietud.
El profesor Haidar se refirió a la violencia en Totalidad e Infinito a partir de la objetivación o tematización del otro. Esto coincide plenamente con muchos pasajes de la obra, puesto que hablar del otro sólo es posible en la medida en que no lo consideremos a partir de la quiddidad, no se trata de un “Monsieur Un Tel” (TI 1990 193). La violencia levinasiana es leída aquí como la tentación de reducir al otro a la dimensión del mismo y, por consiguiente, del ser –coincide también con el prefacio a la obra en lo tocante a la guerra: “la guerre se produit comme l’expérience pure de l’être pur” (5).
Ahora bien, existe una figura de la violencia en Totalidad e Infinito que pareciera poner en tensión la idea de la objetivación de la alteridad: el homicidio.
Matar es un acto que sólo se ejerce sobre lo que no es un objeto, “ni la destruction des choses, ni la chasse, ni l’extermination des vivants — ne visent le visage qui n’est pas du monde. (…) Le meurtre seul prétend à la négation totale” (216). De aquí se puede colegir que el homicidio es un acto particular en la obra y que está dirigido hacia el otro como otro, por lo tanto, no cabe pensarlo como consecuencia de la objetivación, sino que, como explica Moati en Levinas and the night of being: “I can wish to kill, and yet I can only wish to kill the one who forbids me to kill, the Other” (2017 151).
Ahora bien, esto lleva a pensar que la figura de la violencia del homicidio es claramente distinta a la de la objetivación del otro, se trata más bien de una violencia que nace por el hecho de que el otro es otro. Podrías decir que el homicidio aparece a partir de la ética. Sin embargo, es innegable que la otra violencia –la de la objetivación– también lo hace, puesto que la dimensión de la economía del ser (del recogimiento, la separación y la morada) ya se encuentran en relación con la ética, es decir, el lenguaje que tematiza, que en Totalidad e infinito se identifica con el trabajo y la posesión, se sitúa ya ‘sobre’ la ética. A propósito, Levinas explica que: “Elle [la maison] indique un dégagement, une errance qui l’a rendue possible, laquelle n’est pas un ‘moins’ par rapport à l’installation, mais un surplus de la relation avec Autrui ou de la métaphysique” (188). Y a reglón seguido: “L’événement éthique situé à la base de la généralisation, est l’intention profonde du langage” (189).
Por lo tanto, cabría preguntarse qué tipo de violencia es la que acontece en el homicidio y de qué manera es posible pensarla o no como una violencia análoga a la de la objetivación del otro. ¿Será que hay distintas figuras de la violencia que no coinciden unas con otras en la obra levinasiana?